miércoles, 20 de mayo de 2009

Apasionado por México

Desde que inicie a laborar en el mundo del vino mi percepción cambia año con año, quizá por las experiencias que me han brindado grandes amigos en toda la republica o quizá a un mayor entendimiento y conocimiento del vino y los alimentos. Los cambios van desde como apreciar el vino día con día, el cómo y con quien disfrutarlo, hasta aquellas ocasiones donde acompañarlo con nuestra comida “mexicana” lo transforma en algo poético.

Por supuesto que disfrutar con amigos algo de vino y queso son oportunidades que no se pueden desaprovechar, pero cuando estos amigos tienen el mismo interés por el vino, la experiencia es mucho más enriquecedora.

Desde hace varios años he estado probando desde los tintos, como el Zinfandel de tonos dulces muy acentuados, casi caramelo con mole negro de Oaxaca (ese maridaje hacia una fiesta mexicana en boca), hasta los blancos perfumados nada ácidos con tostadas con ceviche a la Baja.

Hace poco, en compañía de buenos amigos que amamos el vino, probé un tinto Syrah con tacos de carne asada del Norteño en Ensenada Baja-Mex, un poco de cebolla, cilantro, guacamole y salsa picante de tomates. Este maridaje quedaba magníficamente con el aguacate, excelente armonía. Y aunque esperas que el picante de la salsa opacara al vino esto no sucedía… por lo menos no en ese momento, como comente antes, disfrutar con amigos hace la experiencia es más enriquecedora.

En cada oportunidad que me doy, me sorprendo de probar al México urbano con vino. En cada nueva ocasión y en cada nueva propuesta me asegura que nuestro vino mexicano está más caracterizado por nuestra cultura y sabores. Les garantizo amigos, si me dan nuevas oportunidades lo seguiré probando y me seguiré sorprendiendo.

Publicado por VinoClub.com.mx